Desde que Amidown llegó a León en 1995, cerca de cien familias han recibido atención beneficiándose de sus programas. Un proyecto que gestaron un grupo de padres convencidos de que la calidad de vida de sus hijos podía mejorar. Hoy cuentan con 70 socios entre discapacitados intelectuales y síndrome de Down. «Nuestro principal objetivo es la plena integración social de las personas con este síndrome, velando por la salvaguardia de sus derechos en todos los aspectos de la vida: educativos, formativos, psicológicos, legales, laborales, recreativos, deportivos, etc, mediante la asistencia a estas personas y sus familias y la sensibilización de la sociedad», señala su presidente Jesús María Sánchez Herrero.

Una integración social que no siempre se antoja sencilla, sobre todo cuando se trata de encontrar un puesto de trabajo. «Existe un 98% de paro en este tipo de discapacitados», asegura. «El principal problema es que los empresarios no les consideran necesarios». La batalla se libra día a día. El programa de empleo de Amidown León comienza con la inclusión en la bolsa de empleo de los beneficiarios, siempre que reúnan los siguientes requisitos: ser mayores de 18 años, tener una minusvalía de al menos el 33% y estar inscritos como demandantes de empleo en el Servicio Público. De los 35 socios con Down en edad laboral, siete tienen un trabajo en la capital. «Dos desempeñan su labor en el Ayuntamiento de León y el resto en Plus Contacto, Alimerka, Feuver y como personal de una guardería», añade Sánchez Herrero. «Están en desigualdad de condiciones con respecto a otros discapacitados», subraya José Antonio Herrero Canga, miembro de la junta directiva. «Es clave que se creen plazas específicas sólo para discapacitados intelectuales y no, como ocurre ahora, que han de competir por el mismo puesto con personas que tienen otras discapacidades». Recuerda, que las personas con síndrome de Down que se incorporan a un puesto van acompañadas de un profesor hasta que el empleado aprender a desempeñar las tareas que se le exigen. «El seguimiento va disminuyendo paulatinamente».

Otro de los déficits que la asociación encuentra es la «falta de políticas inclusivas en los colegios». Uno de los primeros problemas que se encuentran los padres es que «la Junta no nos permite elegir el centro educativo que queramos para nuestros hijos, sino que nos asigna uno». Herrero sabe de lo que habla, porque ha vivido en primera persona la falta de apoyos de las instituciones. «Tengo una hija con síndrome de Down, vivíamos en Laciana pero hace unos años tomé la determinación de venirme a la capital para tener más ayudas», relata. Desde entonces, su hija ha sufrido una transformación espectacular. «Tiene más capacidad de aprendimiento y mayor psicomotricidad». Y todo en gran medida, gracias a la labor de Amidown y sus programas. Uno de ellos, destinado a chicos de 0 a 6 años, busca precisamente eso, la estimulación temprana. «Resulta fundamental hacerlo desde la edad infantil, porque les ayuda a desarrollar la capacidad intelectual y física», insiste.

Formación profesional

Por otra parte, desde Amidown León ofrecen formación profesional en dos ramas; auxiliar administrativo y nuevas tecnologías. «Ahora mismo se están formando 21 personas entre los dos cursos». Pero la falta de financiación lastra cada vez más los planes de esta asociación. «Nuestras fuentes de ingresos son la Junta, la gerencia de Servicios Sociales y las cuotas que pagan los socios. Necesitamos el apoyo de más empresas que quieren aportar dinero o financiar proyectos», reclama el máximo dirigente de la asociación. Programas como el de Vida Independiente o el de crear un centro de empleo están parados por falta de fondos.

Aún así la labor de Amidown León es básica e irremplazable. «Nuestra intención es darles cada día mayores servicios», finalizan. Psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales, voluntarios y un largo etcétera de profesionales forman parte de esta gran familia que dio sus primeros pasos en el parque de los Reyes, en el 98 se fue a Eras de Renueva y hoy tiene su sede en el Colegio Cervantes de la capital leonesa.

Diario de León

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